Camaret-sur-Mer. Bretaña
Camaret-sur-Mer. Bretaña
Actualizado: 13 febrero, 2024

Sigo contando la ruta por Bretaña, en la etapa que nos llevó del inimaginable Cairn de Barnenez al pueblo de cuento de Locronan, que dejaré para otra entrada.

En realidad esta va a ser corta, ya que básicamente fueron unas horas por carretera. Veréis, entre Locronan y Morlaix apenas hay una hora y pico de viaje, así que salimos de Barnenez a media tarde, aprovechando que los días son largos. Pero no sabíamos que íbamos a dar un buen rodeo.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
Esquina suroeste. Barnenez. Foto Céltica

Habíamos hecho cálculos y vimos que el plan inicial de rutear por la costa de Léon y llegar a Brest, iba a ser demasiado para este viaje. Son carreteras comarcales, que están perfectas para rodar, pero te piden tiempo para disfrutar sobre todo de los paisajes increibles de esta zona de Bretaña, y bueno, básicamente queríamos echar más tiempo en la parte suroccidental del país, así que tuvimos que elegir.

Por tanto, nos despedimos de la costa norte y pusimos rumbo a Camaret, saltándonos un par de etapas que teníamos pensadas de por medio. No me canso de repetir lo bien que están las carreteras por allí, asi que fue un auténtico placer rodar en buena compañía y música de carretera camino a la puesta de sol. Atravesar el Parc Naturel Regional d’Armorique es una pasada. Arboledas interminables, y las vistas en la ría son increibles.

Alineamientos de menhires de Lagatjar. Bretaña. Foto Céltica
Alineamientos de menhires de Lagatjar. Bretaña. Foto Céltica

Sabíamos que en Camaret-sur-Mer hay un lugar espectacular para ello, tanto que incluso un pintor se hizo una mansión en aquel lugar para disfrutar de la tranquilidad y el espectáculo de la naturaleza. Además habíamos visto por las apps para dormir que había un camping municipal al lado así que quizá fuera una buena oportunidad de darnos una ducha y dormir a gusto (y eso que no tuvimos ningún problema en las áreas AC, una pasada). Lo que no sabíamos era que al lado del camping había un campo de menhires guapísimo, que veis en las fotos. Son los alineamientos de Lagatjar, monumento nacional desde 1883 por si queréis buscar más información. Absolutamente maravillosos, como de cuento, además la luz era perfecta para las fotografías. Esas sorpresas son las que me gustan cuando salimos a la carretera.

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Alineamientos de menhires de Lagatjar. Bretaña. Foto Céltica
Alineamientos de menhires de Lagatjar. Bretaña. Foto Céltica. Y se murió la batería de la cámara

Llegamos poco antes de la puesta de sol, y primera sorpresa, el camping ya estaba cerrado. Vale, lo imaginabamos, además había un parking al lado donde algunas AC iban a hacer noche, pero la verdad, no me digas por qué no nos dió buen feeling. Así que nos fuimos al acantilado a ver la puesta de sol.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
La casa del escritor Saint-Paul-Roux en la actualidad. Foto Céltica

Nos encontramos con las ruinas de la casa del pintor Saint-Paul-Roux alias El magnífico. La foto que veis es cómo era la casa en 1928.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
1925. Palacio de Sain-Paul-Roux: foto Georges Arlaud. Propiedad del Ministerio de Cultura

La historia es muy triste, en junio de 1940 un soldado alemán entra en la mansión, mata al ama de llaves, hiere a Saint-Pol-Roux y a su hija Divine, y huye. Los dos son llevados a Brest, al hospital.

Un día de octubre, al volver de una visita a su hija, descubre la mansión saqueada y todos sus escritos rotos, quemados, robados… La conmoción fue tan grande que enfermó rápidamente y murió unos días después. Está enterrado en el cementerio de Camaret.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
Alineamientos de menhires de Lagatjar en 1916 (¿error tipográfico en la postal?) y al fondo la casa del escritor Saint-Paul-Roux

No me extraña que el pintor eligiera este lugar. Os lo voy a intentar describir. Un acantilado alto, con una suave pendiente hasta la playa. Desde el acantilado mar adentro, el sol bañaba de oro toda la costa, rodeado de una especie de arcoiris. Algunas parejas que iban llegando, extendían una manta, y sacaban la cena, o se tomaban una cerveza, y la verdad es que la tranquilidad era increíble… menudo espectáculo.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
Acantilados de Camaret. Foto Céltica (de móvil)

En fin, cuando nos dolieron las retinas y el hambre llamó a la puerta buscamos dónde pasar la noche y… ups, o dormíamos en un descampado o buscábamos algo cerca de donde íbamos al día siguiente, Locronan, a unos 50 minutos de dónde nos encontrábamos.

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A ver, si esto lo haces por la mañana, aguantas lo que sea, pero si lo haces a última hora del día, cansado del calor, de conducir, con hambre y haciéndose de noche (es lo que tiene ir a ver la puesta de sol…) pues la cosa se vuelve un tanto complicada. La suerte es que nunca me dio pereza conducir, y la certeza de que a la mañana siguiente empezaría una ruta que me apetecía un montón me dio ánimos para ir camino de Locronan.

Viaje a Bretaña. De Morlaix a Camaret-sur-Mer y acabar durmiendo en Locronan, aventuras furgoneteras.
Ruinas. Foto Céltica

Así que de vuelta a la carretera, esta vez, a menos de una hora de camino, pero ya de noche, por una carretera comarcal, sin iluminación, con mil ojos en el asfalto y el rollo de que a pesar de hacer kilómetros no ves nada…

Cuando por fín llegamos a Locronan nos llevamos otra sorpresa… el pueblo estaba en fiestas!. Yuhuuu, genial para alguien con mucho sueño :D, pero era una Fest Noz, y una gaita sonaba por el área mientras nos preparábamos la cena. Juro que durante un minuto me planteé ir a la fiesta, pero simplemente el cansancio me pudo, y hoy aún me sigo arrepintiendo.

Una cosa que tienen los franceses que me encanta, es el respeto absoluto por los horarios de sueño. Os digo una cosa, a las 11 de la noche sólo se oía caer alguna bellota de los robles bajo los que montamos el campamento, y estaba tan cansado que ni me molestaron.