Cabaña castreña con betilos púnicos en su interior. Castro do Muiño do vento. Vigo
Cabaña castreña con betilos púnicos en su interior. Castro do Muiño do vento. Vigo
Actualizado: 14 febrero, 2024

En Septiembre del año 2000 salía publicada una noticia en la prensa regional gallega que informaba del descubrimiento de un castro de la edad del hierro en los terrenos donde se estaba edificando el futuro Museo do Mar de Galicia, en Vigo.

El antiguo matadero escondía en el subsuelo un poblado ribereño galaico, que habia permanecido escondido casi 20 siglos desde que fuera abandonado bajo la ocupación romana. Su aparición motivó cambios en la obra inicial prevista, incorporándolo al propio museo como ejemplo del uso del litoral desde la Antigüedad.

El nombre lo recibe de un antiguo molino de viento situado en la punta donde se encuentra el poblado. Posteriormente se edificaría allí una conservera que destruyó gran parte del yacimiento y luego ya sería matadero municipal desde principios del siglo XX. Es decir, el estado de conservación del mismo es bastante malo ya que el terreno ha sido reutilizado en infinidad de ocasiones a lo largo de los siglos, no obstante se han podido excavar algunas viviendas, sobre todo las más cercanas a la playa que quedaron bajo los terrenos circundantes. Una de ellas conservaba una sorpresa, pero de eso hablaremos más adelante.

Se catalogaron más de 20000 restos en las excavaciones, algunos de ellos están en el propio museo que por 3€ podeis visitar al completo, y merece la pena, os lo aseguro. La datación es de los siglos VIII y VII a.C con edificaciones de barro y vegetal, pasando por las primeras viviendas de base o muro de piedra del siglo V a.c, la mayoría de restos que vemos en la actualidad, hasta el siglo III d.C en plena época romana.

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Una estación comercial en la ruta de los metales

Cuando decimos que el noroeste de Iberia estaba dentro de las rutas comerciales entre el Mediterráneo y las islas británicas, hablamos de poblados como este que eran parada obligatoria para las naves que iban en busca de los metales. Lugares donde se intercambiaban mercancías como cuentas de vidrio, cerámicas y otros objetos a cambio de estaño, oro y otras mercaderías locales. Concretamente el castro de O Muiño atestigua relaciones comerciales con los fenicios lo que lo situa en un contexto antiguo, tanto como para que haya sido definido como uno de los tres poblados más antiguos del sur de Galicia, todos ellos en el entorno de la ría de Vigo.

Restos cerámicos importantes, algunos de ellos tan frecuentes que se han denominado de Alcabre, como un modelo característico del lugar. Cerámica tipo Cíes, terra sigilata, cerámica indígena antigua y romana, armas, materiales mediterráneos, etc… nos dan pistas de un lugar donde dos culturas entraron en contacto de forma intensa. Por el norte, un importante depósito de hachas de bronce y otros objetos ponen en la mesa los contactos con regiones como Bretaña y las islas del norte.

Bajo una de las viviendas que podemos ver en la superficie en la actualidad los arqueólogos desenterraron un altar púnico de influencia fenicia, que seguramente se edificó a principios del siglo V a.C y que consta de tres piedras hincadas además de otras alrededor en forma de semicírculo. Está en el interior de una vivienda datada con posterioridad por lo que no serían contemporáneas.

En época romana continúa siendo un lugar comercial de interés pero poco a poco con la construcción de villae en los alrededores asi como de fábricas de salazones propician el abandono paulatino del lugar. De hecho se atestigua que el castro fue depósito de restos de construcciones romanas ya en la época lo que confirma su abandono.

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Las pequeñas playas del entorno además de la ría que lo rodea hacen del lugar un punto muy visible desde la costa, algo que debió favorecer su posición como punto comercial estratégico en la zona dándole una importancia notable en las rutas marítimas de la época.

Estado actual del yacimiento

Desde el propio museo nos indicaron que la extensión del castro va desde la costa hasta la explanada de entrada al mismo. La decisión de construir encima de un yacimiento antiguo, a pesar de que ya hubiera sido alterado en los últimos siglos por la conservera sobre todo, y en menor medida por el molino además del matadero, nos parece equivocada. En el año 2000 seguro que había más recursos que el que se empleó para museizar el poblado.

El edificio 3, donde se ubica un tanque con especies marinas locales tiene un acceso en forma de plaza cimentada donde se ubica también una cafetería. El castro se extendía bajo ella en dirección a la orilla, pero se decidió cubrirla con la losa para crear la plazoleta. Creemos que se podría haber hecho de otra manera, aunque fuera alterando el diseño inicial del museo. Está claro a simple vista que el interés estético del edificio primó sobre el interés científico e histórico del lugar.

Bajo unas cristaleras del edificio 2 del museo se ve como continúan los muros de las viviendas por debajo. No se si sería posible museizar esa zona o el estado de conservación de lo que hay debajo. Lo cierto es que tendría mucho interés mostrar más de este importante poblado dentro de lo que es el museo.

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De cualquier manera, al menos se ha conservado lo suficiente como para interpretar la importancia del lugar dentro del contexto de poblados locales de la antigüedad y sobre todo como testigo de las rutas comerciales atlánticas que conforman inevitablemente el caracter de la cultura noroccidental de la Península.

Os dejo unas fotos de la parte del castro visible y de algunas piezas del museo, y sobre todo os recomiendo la visita que sin duda merece la pena.

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